Los lugares que frecuentamos en las etapas tempranas de la vida sin duda dejan una huella en nuestra idea de nostalgia. La ciudad que nos alberga es el primer universo donde enfrentamos los ideales de la vida que nos han sido enseñados. Es así que unas calles paupérrimas, abandonadas y violentas contrastan con la imagen televisiva de un mundo perfecto o viceversa. Así también estas acogen a los individuos que aparecen tras la puerta de fachadas de casas desconocidas, personas con las que identificamos los espacios dándoles sus nombres y anécdotas. La representación de un espacio tiene diferentes etapas e identidades de acuerdo a quienes lo ocuparon. Sin embargo, dicho lugar trasciende cuando tal representación y memoria es dada por aquellos que pertenecen a una generación que fue y es relevante para la literatura y el arte peruano.  

Peregrinación a Santa Beatriz es un libro que pretende recuperar aquella memoria. Con una visión melancólica, el autor recorre esta urbanización para compartirnos desde su contemplación un reclamo acerca de su importancia por haber dado cobijo a tan célebres habitantes. Sus evocaciones y reflexiones particulares resaltan la trascendencia del espacio ocupado en su primera edad como así también la de personajes tales como Sebastián Salazar Bondy, Javier Sologuren, Blanca Valera, Jorge Eduardo Eielson y Fernando de Szyszlo. Que de por sí, los detalles biográficos sobre su paso por esta urbanización son la columna vertebral de este trabajo sustentado por una interesante bibliografía.

Es inevitable pensar en el Centro de Lima al momento de referirnos a la literatura limeña. Donde lugares emblemáticos y otros escondidos o ya idos tienen un lugar principal en las historias y reflexiones de diversos autores. La potente imagen de Lima como un todo a veces opaca los espacios que están ligados a él pero que nunca dejaron de ser los satélites de donde la vida intensa de artistas y escritores se desarrollaba. Sin embargo, los barrios (como aún se llama a estos espacios públicos íntimos) también crean un espíritu de complicidad infantil y adolescente con sus habitantes, y quizás un vínculo aún más intenso que con otros lugares conocidos en la vida madura. Paulo César Peña nos brinda ese sentimiento compartiendo alternamente a los datos ofrecidos experiencias personales que tuvieron el mismo escenario donde nuestros emblemáticos autores y artistas frecuentaron. Esta narración tan personal del autor es un acierto porque nos hace recordar que la pretensión de referirse a Santa Beatriz - germen de cierta literatura limeña y peruana- no es sólo por una necesidad de darnos a conocer la relevancia de un espacio urbano determinado sino la de mostrar el vínculo afectivo que él tiene con este y que también lo tuvieron los personajes de los que se ocupa.

Pertinente es su observación sobre las reflexiones y versos de Sebastián Salazar Bondy sobre Lima porque con una muy aguda y breve idea nos plantea la posibilidad (al menos eso me llevó a pensar) de que si toda esa imagen que concibió acerca de su ciudad no tuvo su génesis y contraste en la urbanización de Santa Beatriz.

Por otro lado, encontramos los puntos más altos en los pasajes escritos con prosa reflexiva. El autor en un despertar durante la redacción de este libro nos brinda el siguiente párrafo:

“Leo este último par de líneas que acabo de escribir y me doy cuenta que confronto las imágenes que conservo en mi memoria. Además, noto como si los detalles descritos se dispersaran y ya no compusieran el mosaico que se pretendía construir en un principio. Lo terrible de retornar tanto y en tan poco tiempo a un recuerdo específico es que este termina hecho pedazos, cual si fuese una lámina de cristal contra la que se hubiera acometido hasta pulverizarla. ¿Pero por qué alguien acometería contra un recuerdo, pese a que percibe, un instante tras otro, que se comienza a disolverse? Probablemente porque en él, en ese recuerdo, pese a su fugacidad, pese a su fragilidad, uno ha vislumbrado el reflejo de lo que alguna vez fue y lo que nunca más ya será, y quiere poseerlo, al menos un rato más. Lo único que consigo, conforme se deshace este recuerdo en fragmentos cada vez más ínfimos, es que dude de su veracidad…”

El rescate de los espacios olvidados o ignorados involuntariamente es el tema principal de Peregrinaciones a Santa Beatriz. Quizás el acoger la historia de sus ilustres ocupantes nos hacen volver una vez más a nuestra ciudad, más aún cuando la vorágine de la época actual aplasta materialmente el soporte de nuestros recuerdos. Y como dice el título del libro, lo contado es una peregrinación, caminar con devoción por estos lugares que acogieron a creadores insignes y representativos. Así daremos un último vistazo nostálgico a las pocas calles que aún pueden contar sus historias a pesar de lo efímero de estos tiempos.