Diversos comentarios se han hecho acerca de esta celebrada novela de Tomás Eloy Martínez, y todas coinciden en definirla como una dinámica narración sobre la soberbia, más aún, así se llamaba originalmente el libro. El mundo en el que se proyecta dicha historia se representa en el poder de los medios y los hombres que los manejan. Camargo, director de un diario representativo de la ciudad de Buenos Aires, individuo influyente y ególatra, conoce a Reina Ramis, una joven periodista que le genera una inmediata atracción. Así, la fijación de Camargo por ella y el oportunismo de Reina, se manifiesta en una intrincada relación que no llega nunca a manifestarse plenamente como sentimental. Sin embargo, Camargo, ensimismado en su propia vanidad, asume que la vida de su objeto de deseo es producto de su tutoría y formación, y que por tanto, no sólo le pertenece la vida profesional de Reina, sino también la personal.

La novela explora los cambios de humor de Camargo, la confusión por el enigmático comportamiento de Reina Ramis ante lo que él cree previsible: de que si él es el su centro del universo, por qué desea estar siempre distante. Esa incertidumbre por dicho comportamiento le rememora ciertos temores del pasado como el abandono de su madre cuando era niño. Ve a su actual objeto de atención por donde canalizará toda aquella frustración que ha arrastrado durante su vida. Así se olvida de su propia familia para centrarse en lo que sería la persona que apaciguaría sus temores.

El Vuelo de la Reina, muestra la persecución emocional -de un individuo enamorado de sí mismo- sobre una personalidad inestable, ambiciosa pero también sencilla. La irracionalidad de la soberbia justamente se refleja en ver en esta novela a un solo personaje, un único rol protagónico donde no se admiten antagonistas.