¿Cómo contar la historia de tu vida sin que te traicione la memoria? Afirmando una verdad para luego ir contrastándola con las verdades ajenas. Eso permite develar aquello oculto para los ojos maduros pero real para los de otros. Ejercitar los recuerdos nos da la oportunidad de descubrir aquello que se esconde en viejas creencias y nostalgias. Nuevos juguetes de la Guerra Fría va por esa senda. El personaje principal, Iván Morante, recuerda su infancia desde que estuvo en un colegio de la embajada de Cuba en Bolivia. La época narrada nos pinta el adoctrinamiento ideológico, los discursos escondidos, el espionaje, las historias exageradas y algo de cultura popular reflejada en la alusión a programas televisivos y juguetes de acción donde el personaje se proyectaba. 

La trama es tratada desde el esfuerzo memorístico, el personaje principal es forzado en casi toda la novela a recordar, contrastar, atar cabos, hasta descifrar sus propios códigos que le vienen del pasado tal como se va descubriendo lo que en sus primeros años no podía comprender. Así, se va develando aquello que hasta ese momento era intangible en sus recuerdos: la imagen de su padre, sus maestros y los personajes trascendentes de su infancia.

Lo más interesante es el tratamiento de sus personajes mientras conversan e interactúan con naturalidad dando a los episodios circunstanciales una muestra narrativa bien lograda sobre el contexto de su tiempo.

En la novela existe la necesidad de reinterpretar y contar lo que sucedió en aquellos años sin caer en fanatismos ni moralejas ideológicas porque Iván Morante juzga a medias, ya que toda la novela es un abrir los ojos.

Quizás podríamos criticar la extensión del libro, donde algunas partes pudieron haber sido omitidas sin que la intensidad del relato se pierda, más aún, con estas páginas sobrantes hace que nos perdamos un poco en el seguimiento de la trama. Al parecer, con esas hojas prescindibles, el autor intentó cubrir todos los flancos para darle continuidad y credibilidad a su relato.

Juan Manuel Robles ha escrito un libro interesante, agudo y muy bien trabajado, dando muestras claras que algo nuevo está por aparecer en sus próximas novelas.

Fragmento:

"¿Qué tanto interés en el pasado?, me preguntaste en Lima, y tu curiosidad es entendible, considerando que siempre preferí no conversar sobre eso contigo. De hecho, esa es la razón por la que he evitado hablarte, por la nitidez con la que revives las cosas que pasaron, a veces cosas que duelen. ¿Pero también era así antes? ¿También hablábamos poco cuando éramos niños? O quizás es lo normal para dos hermanos no conversar en la escuela -así fuera una escuela comunista minúscula-, evadirse para que uno no estorbe al otro en la construcción de la identidad y el carácter. O tal vez sospechamos, intuitivamente, que a más momentos juntos más posibilidad de controversia en el futuro: mejor entonces que cada uno fuera por su cauce. Todos los hermanos pelean por el dominio de los recuerdos, entran en litigio para defender por su propia versión de la infancia. De eso se tratan, en el fondo, las luchas judiciales por herencias: el extenso campo de batalla es la memoria. Por eso suenan tan triviales, tan infantiles, esos juicios. Tipos grandes peleándose por lo que papá dijo un día, lo que quiso decir, los innumerables hechos que sustentan que algún episodio fue como lo recuerdas. Papá nunca, Papá siempre."

Título: Nuevos juguetes de la guerra fría

Autor: Juan Manuel Robles

Editorial: Seix Barral Biblioteca Breve

Año: 2015

Páginas: 448